HISTORIA ECONÓMICA DE LA EDAD MODERNA

Monday, December 04, 2006

LA AGRICULTURA EN LA EDAD MODERNA Y SU PROYECCIÓN EN EL SISTEMA ECONÓMICO
Durante la Edad Moderna, la mayor parte de la población vivía directa o indirectamente del sector primario. Indirectamente en cuanto que la situación del campo repercutía a corto, medio y largo plazo en las ciudades.
Se puede ver como afecta la situación del campo a la economía en general. Hay dos variables que son esenciales: el volumen de población y el volumen de producción agraria. Así por ejemplo, si se produce un descenso general de población (los descensos bruscos comarcales de población son ocasionados por una epidemia, normalmente peste hasta mediados o finales del XVII) que altera el precio del grano, especialmente en las primeras recogidas tras la epidemia; el precio desciende mucho porque puede haber cereal suficiente como para alimentar a los supervivientes, y en lo sucesivo, si no se recupera el volumen demográfico, se mantendrá bajo. Por ello, una primera conclusión es que una caída general de población, implica la caída de los precios del grano.
Siguiendo con el mismo ejemplo, con respecto a la cuestión de los precios, y añadiendo a lo dicho antes que el precio del grano, por su parte, tiende a ser estable en teoría. Sus variaciones son debidas a agentes externos (clima, población) y por lo tanto, muy bruscas en cuanto se modifica el equilibrio. Tras leer ésto, una segunda conclusión es que en el momento en el que uno de los dos platos de la balanza se descargue, la alteración es muy grande y el equilibrio sólo se recompondrá a medio o largo plazo.
Es muy arriesgado, prácticamente imposible, marcar unas tendencias compactas de la evolución de los precios del grano en Europa en la Edad Moderna, porque las diferencias locales y temporales hacen que las variaciones sean notables. Dentro del ámbito local o regional (marcadamente distinto del internacional) y a corto plazo las alteraciones de precios son muy bruscas. Hay una correlación negativa que se da cuando aumenta la producción, pues bajan los precios. A medio plazo, y si hay estabilidad en todos los factores sociales, políticos y económicos, si sube la producción, suben los precios porque se puede pagar, y porque el nivel y la calidad de vida son altos. Por otra parte, y siempre a medio plazo, si estamos en una época inestable y baja la producción, también lo harán los precios.
A medio plazo también, si suben los precios del trigo, se tenderá a consumir sustitutivos, es decir, otros cereales, fundamentalmente cebada.
A grandes rasgos, la Edad Moderna se mueve entre tendencias expansivas y regresivas: las primeras ocuparían casi todo el siglo XVI y parte del XVII y casi todo el XVIII. Y las segundas, los años finales del XV (aunque en ciertas zonas son de expansión), finales del XVI y casi todo el XVII, y finales del XVIIII.
Por lo dicho anteriormente en los momentos regresivos, a una caída de la población, sigue una caída en los precios de los productos de primera necesidad, el cereal por antonomasia. Al haber menos población, la mano de obra se encarece. Al haber menos población, el campesino que no sea propietario puede exigir un descenso en el arriendo de la tierra, porque sino la abandonaría para irse a la ciudad, o permanecería en su casa en el campo, pero haciendo tareas para las manufacturas urbanas. En ocasiones ello se traduce en una consolidación de los pagos en moneda, en vez de especia, pues al congelarse las rentas, el valor relativo del dinero favorece al que paga, y no al que cobra. De esta situación de estancamiento en la producción los más perjudicados son, naturalmente, o los propietarios de la tierra, o los países productores. Los más favorecidos son los consumidores, los cuales se identifican con los habitantes de las ciudades, o los países importadores. Por su parte, un pequeño o medio propietario se verá gravemente afectado por esta situación, ya que percibe menos por los arriendos de las tierras y percibe menos por la venta del grano que pueda sacar al mercado. Además, al mismo tiempo, ha de gastar en esos gastos fijos y temporales: reparaciones en el utillaje, por poner un ejemplo. Según lo expuesto hasta ahora, es evidente que trabajar en la tierra va siendo cada vez menos rentable, sobre todo para ese grupo de pequeños propietarios, que acabarán dejando el campo. En conclusión, zonas más o menos amplias se asilvestran, y se convierten en tierras, aptas para el alimento del ganado. Éste es el gran beneficiado que, de momento, no encuentra límites a su reproducción.
Lo que estamos viendo se ha iniciado con una caída de los precios del cereal. Parte de la población dispone de más dinero para gastar en productos distintos del trigo: puede destinarlo a consumir mejores alimentos, o distintos. En el ejemplo que estamos viendo, han aumentado las cabezas de ganado y mantener rebaños no implica un aumento de costes, ya que se crían en zonas asilvestradas, por lo que es de suponer que la carne se abarate… y que la población se alimente mejor, o que eleve su nivel de vida.
También habrá quienes usen parte de sus ahorros en comprar más textiles. Pero como no hay innovación técnica para aumentar la producción, desde las ciudades se recurrirá al campo para hacerlo, normalmente contando con campesinos que trabajen en sus hogares a tiempo parcial, cuando no haya tareas agrícolas, en la manufactura de tejidos, haciendo sólo una parte del vestido en cuestión. Aquellos campesinos que disfruten de esta situación, también dispondrá de algún dinero extraordinario, y el productor pañero incrementará sus reservas sin haber encarecido el producto: más población podrá comprar textiles. Las ciudades han iniciado su revivir, y desde el campo se les provee de tejidos, pero sobre todos de alimentos, que ahora incluso se han podido modificar ligeramente, cambiándose algunos cultivos dentro de la tradición, por ejemplo, viñedo en lugar de cereal. Por vía de alimentación y de vestido, la población va aumentando poco a poco su nivel de vida. El período regresivo lentamente se ha ido transformando en un período expansivo. Las mejores condiciones alimenticias permiten el aumento de la población. El crecimiento de las manufacturas exige más dinero y éste se dota bien por medio de mayor número o más complejos instrumentos de cambio y crédito, por más yacimientos de metales preciosos para la acuñación de moneda...
Esa población necesita más alimentos, los cuales están en el tope de su producción, por lo que suben sus precios para bien de todo el mundo agrario. Sin embargo, ahora son los arrendatarios de tierras los perjudicados puesto que los propietarios o señores, al haber suficiente manos de obra imponen sus reglas. Los terratenientes se enriquecen, y los campesinos quedan más sujetos a la tierra.
Al haber aumentado el consumo de alimentos en general, y en particular en las ciudades, poseer tierras para explotarlas, directa o indirectamente, es rentable. De ahí que se quiera conservar cualquier tierra, por pequeña que sea. Con las herencias que se aceptan, la propiedad de la tierra va dividiéndose. Pero tal vez no pase ni una generación para que ese mismo agricultor se encuentre que la tierra que posee es insuficiente para producir, o que es muy poco rentable por el esfuerzo que necesita muchos propietarios, pequeños propietarios, pasan a trabajar a expensas de otros, o incluso llegan a vender tierras que habían heredado.
Ahora se quemarán bosques o lo que se había asilvestrado, para dedicarlo a la labranza. También llega el turno a los pastizales. Poco a poco, se va rompiendo el equilibrio en esta economía entre agricultura y ganadería. El arado va arrinconando a las cabezas de ganado que tan útiles son en el abonar los campos tras la cosecha.
Durante este último siglo, expansivo, la agricultura pasa a ser el principal centro de interés de la fisiocracia, y en España, en concreto, las Reales Sociedades Económicas convocan concursos(siguiendo la tradición del arbitrismo agrario y técnico) para mejorar el utillaje y la producción.
Pero a pesar de todo está surgiendo una nueva etapa de contracción y cambios, pues se está dando el capitalismo, capaz de absorber toda la producción feudal. A fin de cuentas, esa sociedad estaba atada a lazos profundamente feudales en lo social (en muchas zonas de Europa, la mayor parte de la población vive sometida al régimen feudal, y en muchas cosas los reyes actúan como señores de señores), en lucha con el desarrollo de ese capitalismo, aún sólo comercial y no industrial.

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