HISTORIA ECONÓMICA DE LA EDAD MODERNA

Tuesday, February 13, 2007

LA BANCA
Inicialmente las fortunas financieras estuvieron ligadas a las actividades de los comerciantes que también compraban tierras, o las arrendaba, y proporcionaban créditos agrarios con hipoteca; después se pasaría a los arrendamientos de rentas municipales y estatales, a los asientos con el estado y a los préstamos a instituciones públicas. Los seguros, la especulación y el juego eran formas en la Edad Moderna de obtener fortuna. Detrás de todas ellas, el matrimonio venía a consolidar la situación.
Especialmente en el mundo financiero, el negocio se transmitía de padres a hijos; por otra parte, era fundamental la confianza en la relación con las amistades de otros lugares.
En este momento eran cuatro las ciudades que dominaban las operaciones bancarias fundamentales, Ámsterdam, Génova, Franckfurt y Ginebra. Además, Londres y París eran los principales compradores de capitales. En Ámsterdam operaban todos los grandes financieros, de diferentes orígenes. Dominaba la presencia de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, cuyos recursos eran los más elevados hacia 1700.
Génova desarrolló su labor entre la competencia con otras plazas mediterráneas (Marsella, Livorno) y la presencia en la zona de holandeses e ingleses. Se especializaría en inversiones inmobiliarias en el exterior, en relación con las fortunas de la aristocracia de la zona. Al final del siglo se beneficiaría de la llegada de financieros emigrados de Ginebra por las quiebras de 1791-1792.
En este último lugar las finanzas habían comenzado ligadas a una pequeña industrialización para crecer después con los suministros a los ejércitos de Luis XIV. Su importancia crecería desde 1750.
Los lugares citados anteriormente se dividieron la clientela. Génova, Ginebra y Franckfurt dominaban en Italia, Francia y Alemania; en cambio Ámsterdam tuvo muchas más relaciones con el mercado colonial británico y holandés y con la deuda pública británica. Después se orientaría también a otros países como Suecia, Rusia, Francia y España.
Con las grandes casas financieras colaboraban otras de importancia nacional.
En lo refernte a los créditos a pequeños comerciantes y agricultores hay que señalar que seguían en manos de rentistas, comerciantes y de algunas instituciones eclesiásticas o municipales, que continuaron con las formas tradicionales del crédito, de gran importancia para la vida local.
Ya durante la Edad Moderna las funciones fundamentales de la banca eran el cambio, el préstamo y el depósito. Además se desarrollaron algunas funciones nuevas, propias de la complejidad financiera de la época. La actividad privada bancaria era difícil de distinguir del comercio. En Gran Bretaña ya se puede hablar de una banca especializada.
La banca pública municipal tuvo su modelo en el Banco de Ámsterdam creado en 1609. el banco exigía a los comerciantes mantener cuentas abiertas para poder realizar transacciones elevadas; así podía asegurarse un pasivo que apoyaba el valor del dinero bancario atraía los depósitos de los comerciantes más importantes.
Pero la novedad de este período fue el desarrollo de la banca estatal, ligada a las necesidades financieras de los gobiernos respectivos. El banco de Inglaterra (1694) impulsó el crédito y los préstamos al gobierno en los momentos de mayor necesidad, que eran los de guerra. Además de conseguir el privilegio de gestionar las finanzas estatales, incluidos los pagos en el exterior y las transferencias al ejército, trataban de conseguir un beneficio privado con la emisión de sus billetes de banco y los intereses de los préstamos al gobierno. Hasta 1742 no gozó del monopolio de emisión y en ésta y otras actividades sufrió una dura competencia con otras entidades que intentaron suplantarlo.
En Francia no se llegó a crear un banco nacional hasta 1800, pero desde 1776 existió una Caja de Descuento que contó con los respaldo del gobierno. La Caja descontaba letras, emitía billetes y prestaba al gobierno.
En España los Cinco Gremios Mayores de Madrid tuvieron funciones bancarias apoyadas por el estado hasta 1782, cuando se creó el Banco de San Carlos, por un consorcio de financieros. El banco prestó al estado, trató de garantizar su liquidez y emitió papel moneda, los vales reales.
Desde el siglo XVIII se extendió la costumbre de comerciar con títulos de compañías por acciones, lo mismo que antes se había jugado con otros títulos. En este siglo la bolsa generó una importante especulación, favorecida sobre todo a comienzos de siglo, por abundancia de capitales y las expectativas de ganancias rápidas. La especulación hizo que los títulos alcanzaran valores muy superiores a los beneficios empresariales que la parte de capital que representaban pudiera producir.
En Francia, John Law, banquero escocés, creó la Banque Royale (1718), con idea de allegar dinero para el gobierno a través de la emisión de billetes y con la garantía de los beneficios mercantiles de la Compañía de Occidente.
Más tarde la especulación seguió patrones más ordenados y facilitó la financiación de actividades costosas entre las cuales cabe destacar la construcción de canales en Inglaterra, que pudo financiarse gracias a una posibilidad permanente de transferir las acciones. Los seguros y los viajes de las grandes compañías intercontinentales fueron otros campos de actividad de los especuladores.

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